Dia de internet. Dia de las telecomunicaciones
EL ORDENADOR QUE SE FUE DE VIAJE POR INTERNET
Érase una vez un ordenador muy curioso, que se quería ir de viaje por
Internet. Se llamaba Perico. Tantas ganas tenía que un día decidió
irse cuando llegara la noche. Aquel día le pareció muy largo, tan
largo que por un momento pensó que ese día nunca acabaría. Por fin
llegó el momento. Perico se encendió y comenzó su viaje por Internet.
Primero prefirió irse por las grandes ciudades, como Nueva York,
Madrid, Barcelona… Pero no le convenció, así que se fue a África a
ver a todos los animales salvajes y a las tribus que allí habitaban.
Conoció a los leones, a los tigres, a las gacelas, a los elefantes…
Todo aquello le pareció muy bonito, pero Perico no quedaba totalmente
convencido. Continuó su viaje por el bosque a observar a todas las
criaturas que vivían allí. Hizo un camping, durmió la siesta y pasó la
noche.
Cuando se despertó, Perico se dio cuenta de que había pasado toda la
noche encendido. En menos que canta un gallo, se apagó. Pero tuvo
mucha suerte porque, justo en ese momento, apareció su dueño, llamado
Maestro de los Amazonas. Pero Perico no es un ordenador que se dé por
vencido fácilmente, así que esa noche se metió en una página web de
ideas para hacer planes. En esa página había miles y miles de ideas.
Pero cuando ya casi lo tenía, tuvo que volver a la página de inicio
porque vino Tomasa la Maribunda, la mujer del Maestro de los Amazonas.
Puso una carpeta muy rara llamada “Fotografías de Huelva” y de repente
dijo:
–venid a ver las fotos de cuando fuimos a Huelva.-
Y un coro de voces respondió:
-¡Vale, ya vamos!-
Y de repente vino un montón de gente. No sé cuántos había exactamente,
por lo menos había tantos como mi tío Perchepa, mi tía Feringuela, mi
primo Felipencio, mi prima Trilofaca, mi hermano Tirogurelo…
Le enseñó unas imágenes muy raras y se fueron. En cuanto abandonaron
la habitación, Perico sin dudarlo volvió a entrar en Internet y
recordó que la idea que más le había entusiasmado era viajar por la
costa de España. Fue a visitar las playas, los cabos, las marismas…
Ya era muy tarde, así que contó su aventura a sus tíos, a sus primos,
a sus hermanos, a sus padres y a sus abuelos. Cuando se querían decir
algo se mandaban e-mails.
Gracias a Internet había conocido nuevos lugares, y Perico les invitó
a que hicieran un viaje todos juntos. Al principio se negaron, pero
poco a poco Perico les fue convenciendo. Les dejó que eligieran el
lugar adonde iban a ir y decidieron en vez de irse de viaje,
inspeccionar la lengua de los humanos, porque en realidad no los
entendían, solo los escuchaban hablar.
Y así, gracias a Perico y a Internet, un ordenador se lo contó a otro,
y este a otro, que pasó la voz a muchos más. Y Perico tuvo su
recompensa. A partir de ese momento se llamó Red334. Y además, gracias
a sus viajes, adquirió el don de poder inventarse cuentos y ponerlos
en Internet para que los demás los pudieran leer.
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